Sopas invernales

Las sopas son agradables para cualquier comida de invierno. También son ideales para aquellos que son frioleros. Si hacemos sopas con la suficiente nutrición y productos botánicos de apoyo inmunitario, podemos asegurarnos de mantener una buena alimentación durante los meses en los que hay más probabilidades de tener resfriados, gripe y tos.

¿Qué hace que una gran sopa de invierno sea buena? las sopas deben incluir proteínas de alguna forma, como legumbres (garbanzos o lentejas por ejemplo), pescado, carne o huevos. Los frutos secos y semillas también se pueden añadir justo antes de servirla para aportar proteínas y ácidos grasos esenciales. La proteína es esencial para los huesos y músculos y el cuerpo necesita aminoácidos para funcionar correctamente. Es bueno usar como base una variedad de verduras de todos los colores.

Añade especias como el orégano, romero, comino, albahaca, tomillo y especias como la cúrcuma, el jengibre, el pimentón, la pimienta de cayena y el comino. Todos tienen componentes de forma natural que apoyan el cuerpo y lo ayudan a calentarse.

Es fácil hacer y tener sopas a mano. Puedes hacer mucha cantidad y congelarla. Te las puedes llevar al trabajo y calentarlas en un segundo.

Pero…¿hay sopas que debamos evitar?

Los que suelen tener moco nasal y de garganta deben evitar sopas con queso , leche o nata añadida. Siempre se puede sustituir la nata con leche de coco o tofu. Algunas sopas comerciales añaden azúcar y también deben ser evitadas. Lee las etiquetas de los ingredientes de la sopa, ya que a veces el aspecto aparentemente sano engaña. Las sopas de caldo de verduras no son tan nutritivas como los purées. Si te gustan las patatas, come boniatos ya que se consideran una porción de las 5 verduras diarias que deberías comer, mientras que las patatas no cuentan (se clasifican junto al pan y la pasta como carbohidratos con almidón).

Sopa de remolacha, haba y albahaca

(Dobla las cantidades para hacer más y congelar)

Comienza por asar 4 remolachas crudas cortadas en trozos. Unta mantequilla de coco y deja que se cocinen hasta que se ablanden.

En una sartén, rehoga 1 cebolla picada en aceite de coco hasta que esté tierna.

A continuación, en una licuadora:

  • 1 taza de agua
  • La cebolla cocida
  • Toda la remolacha asada
  • 1 lata/tarro de habas (esto hace que la sopa sea cremosa y espesa y asegura que haya un equilibrio  de proteínas en lugar de sólo verduras. También puedes usar lentejas o garbanzos)
  • 2 cucharaditas de pimentón dulce
  • Un puñado de albahaca fresca (mucho mejor que la albahaca seca)
  • 1 diente de ajo picado
  • 1/2 cucharadita de romero seco
  • 1/2 cucharadita de orégano seco
  • Una pizca de cúrcuma en polvo
  • Jengibre rallado- es difícil de medir, pero pon lo suficiente como para darle un toque a jengibre sin pasarse.

Mezcla hasta que esté suave, puedes añadir un poco más de agua para tener la consistencia que deseas. Después, mételo en una cacerola y caliéntalo. Puedes añadir un poco de pimienta negra. Si vas a congelar la sopa, deja que se enfríe antes de meterla en bolsas de congelación.

¿Cómo transformar la sopa de miso?

El miso es una sopa asiática tradicional a base de semillas de soja fermentada. Tiene un delicioso sabor salado y se vende a menudo como polvo seco en bolsitas. Cobra vida cuando se le añade agua caliente. Pero aunque el miso es sabroso, es muy aguado y no tiene verduras o proteínas añadidas. Se recomienda agregar 200 ml de leche de coco a la sopa de miso rehidratado y cocer a fuego lento con judías verdes, cebolla, brócoli y pimientos rojos. Durante la ebullición, añade  jengibre rallado, una pizca de pimienta de cayena y exprime un poco de jugo de limón fresco. Para que tenga más proteína, añade una taza precocida de lentejas rojas o verdes. Si te gusta el marisco, también puedes añadir gambas.

Sopa de caldo de pollo, garbanzo, coliflor e hinojo

Puedes usar un simple cubito de caldo de pollo (o a veces se puede comprar el caldo de pollo fresco)  como una base para mezclar con el hinojo pre-asado (asado del mismo modo que la remolacha en la receta anterior) y la coliflor pre-tostado (cortado en tiras pequeñas). Si no quieres usar el caldo de pollo, también se puede utilizar un caldo de verduras.

Añade todo esto a la licuadora con agua y con los garbanzos y:

  • 1 diente de ajo picado
  • 1/2 cucharadita de romero seco
  • 1/2 cucharadita de tomillo seco
  • Una pizca de cúrcuma en polvo
  • 2 cucharaditas de pimentón dulce.
  • Mezcla hasta que esté suave, puedes añadir un poco más de agua para tener la consistencia que deseas. Después, mételo en una cacerola y caliéntalo. Puedes añadir un poco de pimienta negra. Si vas a congelar la sopa, deja que se enfríe antes de meterla en bolsas de congelación.

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